No me cuesta admitir que percibo la vida como una niña con mucha ilusión. Ya he procesado que esta soy y empatizo conmigo misma. Lo he convertido en mi fortaleza y me abrazo porque estoy segura que esta es mi mejor manera de vivir.
Como una niña, he aprendido a vivir con sensibilidad y darle importancia a las pequeñas cosas. No dejarme sorprender por las grandezas sino por los detalles y sobre todo dejarme sentir mucho.
Algo que con el tiempo he entendido es que la oscuridad nunca se apoderó de mí y que brillo, porque soy luz donde quiera que vaya.
Leave a comment